jueves 25 abril 2024

Traiguén y los frutos de la Araucanía

En La Araucanía la fruticultura también asoma como una vía para mejorar la situación productiva y, por ende, económica, de la pequeña y mediana agricultura. En una región donde muchos agricultores amenazados han optado por abandonar sus cultivos, hay quienes se resisten a dejar sus tierras y otros han invertido buscando condiciones climáticas diferentes para producir frutales de alta rentabilidad.

Donde antaño había eucaliptos, alguno que otro cultivo anual y un potrero para los animales, hoy se levanta en Traiguén un proyecto frutícola de 300 ha donde se ha inyectado tecnología e invertido recursos en producir tres cultivos de alta rentabilidad: arándanos, cerezos y manzanos; este último, produciendo solo variedades ‘club’, altamente cotizadas en los mercados internacionales.

Si bien hay muchos empresarios dispuestos a invertir en el sur del país, muchos de ellos solo llegan hasta la Región del Bío Bío y, otros, en cambio pasan directamente a la Región de Los Ríos. Y son pocos los que se ‘atreven’ a invertir en la Región de La Araucanía.

Con granizadas en primavera y temperaturas estivales entre los 30 y 32ºC, Traiguén tiene un clima similar al de Bolzano, en el norte de Italia, una de las principales zonas de producción de manzana en Europa, donde el 100% de los huertos de variedades ‘club’ está cubierto de mallas. Por ello es que en esta zona también son necesarias. 

Esta aventura sureña la iniciaron tres familias de tradición agrícola de San Fernando y Curicó, que decidieron invertir en Traiguén escapando de los efectos del cambio climático que se están dando en la zona centro, “buscando otros climas”, precisa Camilo Torrealba, gerente general de Agrícola Alto Traiguén, sobre lo que llama una ‘apuesta’ que ha ido creciendo con los años, tras comprobar que esta es una zona apta para estas tres especies, sobre todo cuando se trabaja con variedades que se adaptan bien a climas más fríos, aunque han debido lidiar con serios problemas con los cerezos.

El primer escollo que debieron superar fue dejar el terreno en las condiciones para plantar un huerto. Un tema que no fue fácil, debido a que en la zona, en el año 2012, no había maquinarias, materiales ni la experiencia para preparar un huerto frutal. Tras adecuarlo, las primeras plantaciones de las tres especies se realizaron en 2013.

Hoy por hoy el manzano (60%) es el principal frutal plantado, un proyecto que se sustenta solo en variedades ‘club’ como Honey Crisp, Sweet Tango, Evelina y Ambrosia. “Debemos buscar variedades que nos den un ‘plus’, cuya oferta esté controlada para que el precio sea un poco más interesante, porque producir variedades tradicionales es complicado, por un tema de rentabilidad”, sostiene.

En los terrenos “la manzana se ha dado de acuerdo a lo proyectado. Los arándanos, excepto la variedad Aurora, que nos ha costado un poco más, ya que es más complicada de manejar que las otras, también se ha ido cumpliendo con lo que habíamos planificado” asegura Torrealba.

Los arándanos cubren un 20% de la superficie con variedades como Duke, Legacy y Aurora, mientras que el 20% restante se ha plantado con cerezos de las variedades Regina y Kordia, las que mejor se han adaptado a las condiciones climáticas del sur.

Se han decidido por las tres variedades de arándanos porque así cubren un mayor periodo de cosecha. “A esas variedades les hacemos entre cuatro y cinco pasadas. Tras recoger los frutos, estos son llevados a una cámara de frío hasta que al final día los vienen a recoger para llevarlos a la exportadora”, explica Torrealba sobre un cultivo del cual esta temporada cosecharon un promedio de 6.000 kg por día.

Fuente: https://www.redagricola.com/cl/las-caras-de-la-fruticultura-en-la-araucania/

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