Tal como cuando decidimos viajar al extranjero, como personas naturales debemos cumplir con ciertos requisitos y para ello debemos realizar ciertos trámites y papeleos. Y en el caso de la fruta -aquí y en el todo el mundo-, la situación es muy similar.
La exportación de la fruta chilena y demás productos vegetales está sujeta a las normas y leyes propias del país importador, debido a que el producto, dependiendo de su grado de procesamiento -fresco, deshidratado, esterilizado, etc.-, puede ser una vía de dispersión de plagas presentes en Chile, pero que no se encuentran en el territorio del país importador.
Uno de los pasos importantes para concretar un negocio en el extranjero es conocer si el producto en cuestión puede ser exportado al país de interés, es decir, si se encuentra autorizado. Para estos casos, las autorizaciones son entregadas por el Organismo Nacional de Protección Fitosanitaria (ONPF) de cada país importador y para cada producto vegetal, dependiendo de su país de origen.
Entrar a un supermercado en cualquier parte del mundo, y reconocer a primera vista la fruta chilena por su calidad, textura, color, aromas, tamaños y sabores propios de la tierra, es algo que no tiene precio. DFRUTA2017
La exportación de la fruta chilena tiene un proceso interesante para conocer y ejecutar. En los ‘aspectos básicos para exportar productos agrícolas’, apartado online que entrega el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) explica de manera práctica y concisa el tiempo y tramites para la exportación de productos frutícolas.
“En el caso de productos vegetales, la especie y la condición. Esta última hace referencia al grado de procesamiento que tendrá la especie a exportar, ejemplo: estado fresco, deshidratado, molido, seco, etc. Además, es esencial conocer el destino que tendrá el producto, debido a que cada país importador tiene el derecho a establecer las regulaciones fitosanitarias que estime convenientes para proteger su territorio de plagas foráneas”.