La poscosecha en la vid de mesa constituye un período fisiológico clave, en el cual la planta acumula reservas estructurales, energéticas y hormonales indispensables para la brotación, la fertilidad de yemas, la cuaja y la calidad de los racimos de la próxima temporada.
Este artículo presenta las estrategias de manejo nutricional más efectivas, basadas en la fisiología de la vid y orientadas a optimizar este proceso crítico. El éxito de la temporada siguiente comienza a gestarse en la etapa de poscosecha. Un manejo nutricional oportuno y equilibrado —que considere la concentración de nutrientes, el uso de bioestimulantes y un monitoreo técnico constante— permite maximizar las reservas en raíces, tronco y yemas.
Durante esta etapa, la vid mantiene su actividad fotosintética siempre que el follaje se conserve sano y funcional. Los carbohidratos producidos se translocan hacia órganos de reserva —raíces, tronco y yemas—, mientras que nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, boro y zinc son absorbidos y almacenados en tejidos perennes. Paralelamente, hormonas como citoquininas y giberelinas, generadas por raíces activas, favorecen la diferenciación floral en las yemas.
Las reservas se concentran principalmente en los órganos leñosos y perennes: raíces estructurales, tronco, brazos, sarmientos y yemas mixtas. Los carbohidratos se almacenan en forma de almidón en parénquimas de raíces y madera, mientras que nutrientes móviles como nitrógeno, potasio y fósforo quedan disponibles para ser reutilizados en la brotación. La cantidad y calidad de estas reservas determinan el vigor inicial, la fertilidad de yemas y la capacidad de cuaja en primavera.
Un follaje activo es fundamental para sostener la fotosíntesis en poscosecha. Estrés hídrico o térmico puede inducir cierre estomático y reducir hasta en un 70% la actividad fotosintética (Keller, 2015), lo que impacta directamente en la acumulación de reservas. Por ello, se recomienda evitar un corte prematuro del riego y mantener un adecuado balance nutricional.
El diseño de un plan de fertilización específico para la fase de crecimiento de raíces en poscosecha es determinante. Este manejo permite lograr una nutrición eficiente, asegurar una entrada en receso adecuada y maximizar la producción de carbohidratos de reserva para la brotación siguiente.
Finalmente, las condiciones climáticas regionales imponen diferencias en la estrategia: en la zona norte, donde la poscosecha es más extensa, es posible aprovechar al máximo este período; en cambio, en la zona central, más breve, los aportes deben ajustarse considerando la limitada capacidad de absorción de la planta.
Fuente: https://mundoagro.io/cl/como-optimizar-reservas-de-poscosecha/